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En este texto se ofrecen los resultados de una investigación plurimetodológica sobre muertes accidentales y suicidios en niños y jóvenes entre 0 y 17 años de edad, del estado de Querétaro, ocurridos en el periodo de 2001 al 2007. A partir de la escucha de algunos casos atendidos clínicamente, se consideró como hipótesis la posible omisión de cuidados parentales en la muerte accidental. Los datos y el análisis de los mismos revelan una omisa confirmación en un significativo número de casos. Tanto en los capítulos donde se ofrecen datos como en los ensayos, se intenta cercar la compleja relación existente entre el orden social, el familiar y el subjetivo en torno a los accidentes y al enigma del suicidio tanto en contextos urbanos como entre población indígena infantil suburbana y rural. Sorprende advertir que los indicadores más preocupantes del deterioro del tejido social se encuentran entre los niños otomíes, población con la más alta tasa de suicidio. El libro interroga las tradicionales formas de estudiar el suicidio, derivadas de la concepción dominante que se tiene de ciencia, y destaca la complejidad y singularidad del objeto de estudio.